La lesión de Bravo reabre un viejo debate sobre qué canterano debe ocupar la portería
Zubikarai goza de una mínima ventaja y fue títular en la última ausencia del chileno
Claudio Bravo sufre un esguince de grado II en el ligamento colateral interno de su rodilla derecha que le dejará en el dique seco cerca de mes y medio. Esto quiere decir que se perderá no menos de cuatro partidos, probablemente los próximos cinco o seis. Habida cuenta de que seguro no será de la partida en las últimas cinco citas ligueras por la concentración de Chile previa al Mundial y los partidos en Sudáfrica, al arquero le queda un margen mínimo para poder a vestirse de corto con la Real en la presente campaña y, al mismo tiempo, abre la puerta a uno de los dos porteros canteranos que tiene el equipo en la reserva.
Queda abierto, en consecuencia, el debate sobre si debe ser Eñaut Zubikarai o Asier Riesgo el que ocupe el arco txuri urdin en este tramo final de la temporada, el que trate de hacer olvidar a un Bravo inconmensurable durante toda la temporada, incluso en el desastroso encuentro ante el Córdoba, en el que detuvo un penalti.
A día de hoy, Eñaut goza de una mínima ventaja, toda vez que ha sido él el suplente de Bravo en los últimos meses y el que ha cubierto sus últimas ausencias. El de Ondarroa defendió el arco realista durante 80 minutos después de que el chileno fuera expulsado ante el Elche en el último encuentro de la primera vuelta, repitió la semana siguiente en la cita ante Las Palmas y ocupó el arco realista en los últimos minutos del encuentro en Córdoba. En estos tres partidos recibió cuatro goles.
Otro aspecto que tiene a favor, que le coloca en una situación ventajosa con respecto a Riesgo, es su situación contractual. Eñaut está vinculado a la Real hasta 2012, desde hace tiempo está considerado como el guardameta del futuro, mientras que su 'rival' por el puesto, tras negarse a aceptar una oferta de renovación de la Real, termina contrato dentro de tres meses y ahora mismo está más fuera que dentro.
Riesgo acaba de superar una lesión que le ha mantenido cerca de un mes en eldique seco. También ha dejado atrás una difícil situación psicológica, producida por su salida frustrada al Zaragoza y al Tottenham en el pasado mercado invernal. La Real y el club maño no se pusieron de acuerdo para el traspaso del debarra y los ingleses no mostraron demasiado interés por el portero, que estaba ilusionado con salir y volver a jugar, consciente de que lo iba a tener crudo con Bravo, como así ha sido.
En todo caso, Asier, que cuenta con la ventaja de su más extensa experiencia, vuelve a estar ilusionado con ocupar la meta realista y ser partícipe del ascenso. No es descartable, además, que retome próximamente las negociaciones con la Real para pactar una ampliación de su contrato. El debarra rayó a buen nivel en los partidos del inicio de la temporada en los que le tocó jugar. Encajó un solo tanto en los cuatro encuentros en los que defendió la meta txuri urdin, ante Murcia (0-0), Nàstic (1-2), Salamanca (2-0) y Albacete (0-0). Este último encuentro lo disputó el 14 de noviembre. Desde entonces, no ha 'rascado bola'.
Eñaut, por el contrario, no ha podido demostrar su nivel en los tres partidos que le ha tocado jugar. Encajó un gol de penalti en 80 minutos ante el Elche, dos más en el partido ante Las Palmas en Anoeta que jugó íntegro y el cuarto hace dos días en Córdoba, cuando le tocó reemplazar al lesionado Bravo en el minuto 78. Rayó a buen nivel la pasada temporada
Claudio Bravo será sometido hoy en Donostia a nuevas pruebas médicas que determinarán con exactitud el alcance de la lesión que sufrió en Córdoba. Los galenos establecerán con precisión qué fibras son las que tiene rotas y, por tanto, sabrán de la dimensión concreta de la dolencia del chileno, la primera desde que llegó a la Real en 2006. Bravo quiso reventar la pelota en un despeje con el pie y se topó con la plantilla del jugador del Córdoba Asen, que fue sin miramientos, y con evidente riesgo de lesionar, a por el mismo esférico. Desde el primer momento se dio cuenta el chileno de que lo que tenía era grave. Agarró la pelota, la echó fuera y enseguida pidió el cambio. No tardó en percatarse de que no podía apoyar la pierna y su rostro, que reflejaba desolación, era un poema cuando tuvo que ser trasladado en el cochecito de las asistencias. Se tapaba la cara como queriendo negar la cruda realidad. Incluso pudo llegar a temer que se perdería el Mundial, pero lo que le carcomía interiormente es que su equipo iba a perder ese partido
