«¡Camarero, una de champiñones!»
Los jugadores montaron el show sobre el escenario y pusieron a cantar a los miles de realistas que había dentro y fuera del estadio
Los jugadores de la Real fueron los protagonistas de las celebraciones postpartido. Tras retirarse a vestuarios durante unos minutos, volvieron uno por uno al césped y todos juntos hicieron cantar a los miles de aficionados realistas que festejaban el ascenso dentro y fuera del estadio. El momento cumbre de la fiesta llegó cuando la música paró y el micrófono empezó a pasar de mano en mano.
Hubo quienes lo buscaban y otros preferían evitarlo, aunque al final todos participaron del mágico instante de comunión con la grada. El primero en hablar fue el capitán, que para eso existe la jerarquía de vestuario. Aranburu dio las «gracias de corazón» a todos los que han hecho posible este éxito, a todos cuantos han creído en este equipo y lo han acompañado por los campos de Segunda División.
Una vez cumplido el protocolo, los más animosos tomaron la palabra para gritar aquello de ¡camarero! que tan de moda se ha puesto en las celebraciones futbolísticas. La ronda se abrió con ¡una de champiñones!, a lo que Anoeta puesto en pie respondió entonando el ¡campeones, campeones!
La comanda incluyó otros platos. Franck Songo'o, uno de los más participativos, desconcertó al avisar al camarero de que algunos se iban sin pagar, enigma resuelto a la voz de ¡a por ellos, oé, a por ellos, oé!
El estadio, lleno a reventar, entraba en éxtasis con cada intervención de sus ídolos. Agirretxe, con la ikurriña a hombros, se acordó de los que no estaban y al ritmo del 'We will rock you' de Queen mentó al mundialista Claudio Bravo, quien a buen seguro ayer estuvo pendiente del teléfono e internet. Si quieres seguir leyendo esta noticia pincha aquí.
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