La Real Sociedad se la tendrá que jugar en las trece jornadas que quedan hasta la finalización del campeonato liguero con otros cuatro equipos. Después de 29 jornadas disputadas, Numancia y Málaga han puesto tierra de por medio y a día de hoy, salvo hundimiento final, son prácticamente inalcanzables. Por detrás, hasta un total de cinco equipos se liarán a tortas por conseguir la tercera plaza, el último puesto que da derecho a jugar la temporada que viene en Primera División.
Lo que nadie quería ha sucedido. Los jugadores blanquiazules en muchas de sus apariciones ante los medios de comunicación daban a entender que sería muy peligroso tener que luchar sólo por una plaza, pero todo hace indicar que será así. La intención de los realistas era la de recortar diferencias respecto a los dos primeros y en ello estaban, pero el tropezón del sábado frente al Numancia juega en contra de los intereses realistas y de qué manera. El conjunto de Eizmendi lo tenía todo a su favor. Jugaba en casa, ante una afición que acudió en masa a Anoeta, pero ni así. No hubo manera. Gonzalo Arconada le dio a su buen amigo una lección magistral en lo que a táctica se refiere y el Numancia se llevó los tres puntos, cortando de raíz la buena racha en la que estaba inmerso el equipo. El conjunto soriano aventaja ahora en doce puntos (más el 'goalaverage') a la Real, una distancia casi insalvable en las trece jornadas que restan. Tampoco parece sencillo alcanzar al Málaga, que ayer derrotó al Elche y está a ocho puntos de la Real. Los realistas dejaron pasar la oportunidad de ratificar de la mejor manera posible su firme candidatura al ascenso. El Numancia, que sólo había caido derrotado a domicilo en El Molinón, fue mucho líder, aunque no es menos cierto que el castigo recibido por la Real fue excesivo. Quizás el empate a cero hubiera sido el resultado más justo, pero en esto de fútbol hablar de justicia o de injusticia no tiene mayor relevancia. Lo que está claro es que laReal dejó pasar la oportunidad.
El partido frente al Sporting de Gijón adquiere, si cabe, una mayor trascendencia. De ganar, la Real dejaría a cuatro puntos a un rival directo como es el equipo de Preciado y eso, dada la enorme igualdad existente, es un mundo. La mayor calidad técnica de la plantilla txuri urdin, por lo menos en teoría, tendría que jugar a su favor.
Un calendario exigente
Comienza un tramo de la competición en el que todos los equipos se tendrán que jugar las 'habichuelas' y nadie quiere fallar. El calendario al que tiene que hacer frente la Real indicará si el equipo de Eizmendi merece retornar a la elite. Las etapas de alta montaña comenzaron este pasado sábado frente al Numancia, pero es que lo que viene también asusta. La primera parada será El Molinón, un campo que fue testigo de la mayor gesta del equipo en sus casi cien años de historia. Allí Jesús Mari Zamora hizo historia al marcar el tanto que le dio a la Real Sociedad su primer entorchado liguero.
Después, dos partidos seguidos en Anoeta. Prohibido fallar. Racing de Ferrol y Hércules llegarán a Donostia con los deberes sin hacer. Posteriormente, visita a Balaídos, campo de infausto recuerdo, donde la Real se quedó con la miel en los labios la temporada del subcampeonato. El equipo vigués se jugará sus últimos cartuchos. Un ex Primera como el Nàstic, jugándose el descenso, llegará a la capital donostiarra con el agua al cuello. La Real, para terminar el mes de abril, se enfrentará al Málaga en La Rosaleda. Puede que para entonces el equipo de Muñiz tenga prácticamente los dos pies en Primera División.
Así las cosas, llegan unos meses de competición muy exigentes en los que la Real está obligada a dar el callo. El guión lo exige y la Primera División espera
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