Debió mostrar la segunda amarilla a Cannavaro en el minuto 28 y obvió un nítido penalti de Ramos a Herrera.
El Real Madrid jugó con 12 ayer. Uno de sus 'efectivos' más determinantes fue el árbitro Rodríguez Santiago que les echó una manita providencial para el triunfo. Al trencilla de Valladolid le sobrevino un tremendo ataque de cobardía y no le salió del forro del silbato echar a Fabio Cannavaro en la primera parte. Y eso que la expulsión fue de libro.
Cannavaro vio la primera tarjeta amarilla en el minuto 21, por cortar un contragolpe realista 'cazando' abajo a Mikel Aranburu. Una falta de las llamadas tácticas. Incluso ahí no habría sido descabellado que viera la roja; pero ésta se la ganó sólo siete minutos después. Sobre la línea medular, Prieto le desbordó con un autopase, y el italiano, 'Balón de Oro' del año pasado, le derribó desplazando el tronco hacia su izquierda con sus sus tacos en la hierba. Fue una infracción clamorosa, una acción que mereció otra amonestación. Pero Rodríguez Santiago no quiso echar al central y coronó su paripé no pitando ni falta en la acción. La Real ya iba 1-0.
Ya en el segundo tiempo, el árbitro se tragó un penalti claro de Sergio Ramos sobre Germán. Fue una jugada a balón parado ejecutada desde la izquierda. En el rechace, el delantero argentino de la Real, en una posición ventajosa, se aprestó a rematar de cabeza y el defensor sevillano del Madrid le desplaza por detrás con las dos mános impidiéndole rematar. Era el minuto 74 de partido.
También pudo ser expulsado Beckham en el 75 por una tarascada a Savio. Vio la amarilla
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