ESCUDO DE NUESTRA PEÑA

ESCUDO DE NUESTRA PEÑA
peña txuri-urdin alcarreña

11 abril 2011

No llegó el gol y la Liga se fue (juvenil)


La Real se dejó la vida y acorraló sin premio a un ordenado Burgos Promesas. Los de Jagoba Arrasate crearon hasta dieciséis ocasiones para marcar, pero faltó puntería y sobraron nervio.
 
 
No será fácil escribir esta crónica. Porque el discurso iba a ser sobre la euforia. Pero hay veces que los planes no salen como uno quiere. Y hay que estar preparado para salir del atolladero. La Real recibía al Burgos Promesas en Zubieta. Se jugaba el título de liga con el apoyo de su afición y dependía de sí misma, lo mejor que te puede pasar en el fútbol y en la vida. Pero se cumplieron los peores augurios. Así que el gol no llegó. Y la Liga se fue.
Faltó un gol para tocar la gloria, pero los realistas nadaron hasta la extenuación para morir en la orilla. Desperdiciaron hasta dieciséis ocasiones de gol, media docena de ellas muy claras, y dejaron el campeonato en bandeja al Athletic, que no falló en Leioa. Como era lógico.
Faltó un gol para tocar la gloria, pero los realistas nadaron hasta la extenuación para morir en la orilla. Desperdiciaron hasta dieciséis ocasiones de gol, media docena de ellas muy claras, y dejaron el campeonato en bandeja al Athletic, que no falló en Leioa. Como era lógico.
Es difícil explicar por qué no ganó la Real. Pero el fútbol es imprevisible. Y muchas veces, inexplicable. Los de Jagoba Arrasate fueron superiores, sobre todo en el segundo tiempo, pero la tensión les hizo estar bisoños de cara a puerta. Faltó puntería y sobraron nervios. Ese déficit lo pagaron muy caro.
Además, cuando algo puede salir mal, sale peor. Y la primera noticia negativa se produjo con la lesión de Pablo Hervías, la pieza más desequilibrante de este equipo. El extremo riojano se rompió en el minuto cuatro. Quiso seguir jugando, pero no podía. Y se fue cabizbajo. La Real acusó el golpe. Pero es normal. Falla un líder y el pueblo se desorienta.
Tampoco hay que olvidar que Joseba Zaldua no jugó al cien por cien. El lateral diestro estuvo con fiebre la noche del viernes y no se recuperó bien. Es un futbolista importante porque juega pegado a banda, sube mucho y bien, y el equipo se apoya constantemente en él. Aguantó una hora en el campo.
No es cuestión de buscar excusas. La Real generó muchas oportunidades de gol. Pero falló el día que estaba prohibido hacerlo. Le costó entrar en el partido, pero no paró de buscar el gol. Cuando Rubén Pardo, la joya de la corona, se echó el equipo a la espalda la Real estuvo más cerca de marcar.

Una detrás de otra 

Entonces vinieron las ocasiones, una detrás de otra. Hubo ocho en el primer tiempo. Jon Manuel abrió la veda con un centro envenenado. Y Kenan Kodro metió el miedo en el cuerpo a los burgaleses con dos disparos fuertes. Así conocimos al portero rival, y enseguida vimos que era bueno.
Con todo, el Burgos Promesas hizo un partido muy serio. Contuvo todo el peligro txuri urdin -también tuvo suerte- y recurrió con inteligencia al contragolpe. Amagó fundamentalmente en el primer tiempo, porque en el segundo le tocó hacer un papel discreto. Más oscuro. Sólo defendió.
Los minutos pasaban. La igualdad presidía el partido. Y Zubieta animó y sufrió. Los de Jagoba Arrasate llegaban con facilidad a línea de tres cuartos. Pero allí faltó temple para anotar. Pardo tiró una falta arriba, Sangalli desperdició un mano a mano, el portero despejó una volea de Zaldua y la zaga naranja sacó un cabezazo de Gaizka que se colaba. Así llegamos al descanso. Con cierta tensión.
La Real redobló su intensidad en la reanudación. Sabía que abrir la lata era definitivo. Porque entonces el Burgos cedería. Y vendrían más. Pero ayer no era el día. No lo tuvo, desde luego, Kenan Kodro, que cabeceó fuera en un córner y luego falló en un mano a mano.

Precipitación
La desesperación se fue abriendo camino y vinieron las prisas, aunque la Real no dejó de crear peligro. La sensación era que el gol podía venir en cualquier momento, aunque también es verdad que la calidad de las jugadas fue descendiendo. En la grada no se quería mirar al reloj. Y se empezaba a sufrir. Es lo que tiene ser seguidor del fútbol. Esto no pasará en la ópera...
El canario Maikel Santovenia le dio profundidad a la Real por la banda izquierda, pero ni siquiera esa frescura sirvió para degustar el único momento de tranquilidad que tiene el fútbol: el gol. Pardo y Castro buscaron la épica e incluso hubo polémica con dos posibles manos dentro del área. Con la primera tengo dudas y la segunda no me pareció. Fernando Becerril, que lo tenía al lado, era de la misma opinión.
El pitido final sirvió para constatar que el Burgos Promesas vino motivado, muy motivado -usted ya me entiende-, y que el disgusto sólo se cura con el tiempo.
Ni el mejor psicólogo argentino les sacaría hoy de la desazón a los futbolistas de la Real. Pero la vida te enseña a no quedarte anclado. Hay que seguir trabajando y sufriendo para acabar disfrutando. Como en las grandes batallas, hay que ir de derrota en derrota hasta la victoria final. Este mensaje, tan críptico, no lo van a entender hoy. Sólo el paso del tiempo les ayudará a comprenderlo.


 

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