ESCUDO DE NUESTRA PEÑA

ESCUDO DE NUESTRA PEÑA
peña txuri-urdin alcarreña

12 agosto 2011

la real pierde 2-0 con el Lazio en su gira italiana




La Real salió del Olímpico derrotada y con una larga lista de tareas pendientes. El amistoso que debía servir para ver en acción el equipo que probablemente inicie la Liga contra el Atlético fue más un experimento conceptual que de nombres. Ante la Lazio faltaban muchos de los llamados a ser titulares con Montanier, como Bravo, Demidov, Griezmann y los fichajes que están por llegar.
Ante esta situación, el míster aprovechó el último ensayo en Roma para comprobar sobre el terreno y ante un rival de enjundia cómo van interiorizando los jugadores sus ideas futbolísticas. Las conclusiones fueron variopintas, siempre mediatizadas por las fechas que corren, el calor perenne del agosto italiano y la falta de rodaje.
La Real confirmó que esta temporada no le quemará el balón como ocurría el pasado año. Con Illarramendi en funciones de cuatro, Aranburu y Zurutuza como volantes y Xabi Prieto, Agirretxe y Estrada en línea de ataque, los txuri urdin supieron prácticamente en todo momento qué hacer con la posesión. No tuvieron prisa por alcanzar los dominios del meta Marchetti e hicieron circular la pelota al ritmo de las palmas de los tiffosi que llenaban la curva norte del coliseo olímpico.
La Lazio de Edoardo Reja juega y deja jugar, un equipo que poco tiene que ver con la histórica racanería del Calcio. Con un ritmo bajísimo de presión, el cuadro capitalino acomodó sus piezas en campo propio, permitiendo el avance enemigo con la seguridad de quien se sabe inexpugnable en defensa. Así fue hasta que se le agotó la paciencia y empezó a repartir estopa.
Pronto entendió la Real que la noche requería de templanza y control del juego. Illarramendi aportó manejo de los tiempos y Xabi Prieto, profundidad en la banda izquierda, una zona inhabitual a la que se adaptó con el paso de los minutos.
Salvados los obstáculos que impedían a la Real de antaño sobar el cuero, los problemas ahora son otros. Montanier todavía no ha encontrado quien ejecute el último pase, el de la verdad, el que separa a los equipos peligrosos de los simplemente incordiones. Esa función podría cumplirla Zurutuza, dotado de una calidad y visión fuera de toda duda, pero el debarra desapareció bajo los focos del flamante estadio que comparten Roma y Lazio.
La ausencia de un asistente nato en posiciones interiores condenó a la Real a buscar soluciones junto a la cal. Como destacó el míster tras el bolo del martes en Fiuggi, el equipo no remató ni una sola vez entre los tres palos pero introdujo hasta dieciséis centros en el corazón del área, la mayoría sin un destino claro.
Algo parecido ocurrió anoche. Xabi Prieto y Estrada, sorpresa en la derecha, intentaron con desigual acierto surtir de balones a los rematadores. Por desgracia, Agirretxe no cazó una -no por culpa exclusivamente suya- y las ofensivas blanquiazules se disipaba como el aire de un neumático remachado.
El ingreso de Llorente, una referencia sólida en punta a pesar de su mermado estado físico, supuso un soplo de aire fresco a la carencia de ideas en tres cuartos de cancha. Con el hondarribiarra en acción, Zurutuza y Xabi Prieto pudieron subir con velocidad hasta arriba, como pide Montanier. El normando no ocultó su enfado cuando algún jugador abusaba de la conducción. Quiere un máximo de uno o dos toques por intervención para que la fluidez impida al contrario recuperar el sitio.
No tuvo oportunidad la Real de remontar el tanto inicial de Cissé, un nuevo despiste en la estrategia que lastró el marcador hasta el pitido final. Y es que las lagunas defensivas siguen siendo el principal déficit de este equipo. Iñigo Martínez confirmó que tiene sitio en los planes del técnico, mientras que Carlos Martínez padeció una tortura ante el gigante Cissé. Mikel González, titular en lugar de Demidov, se erige en tercer central de la plantilla por delante de Ansotegi. Al margen de fallos individuales, que los hubo, el debe colectivo obliga a repasar los principios tácticos del recién estrenado libreto. La zaga ha de funcionar como un todo compacto, sin fisuras, para que el contragolpe rival no sea una amenaza constante. De no ser por el paradón de Toño Ramírez en el mano a mano con Rocchi, el resultado habría sido más abultado. En el tramo final, Sculli sí atinó a batir de Zubikarai.
Con el arranque del campeonato en el aire, la Real necesita pulir defectos para competir con garantías en la jungla de la Liga. Hay días por delante y otro amistoso, mañana en Catania, para engrasar la maquinaria. Tranquilidad, trabajo y buenos alimentos. Es el camino.

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