ESCUDO DE NUESTRA PEÑA

ESCUDO DE NUESTRA PEÑA
peña txuri-urdin alcarreña

05 marzo 2007

SER DE LA REAL SIGUE SIENDO UN ORGULLO



Varios centenares de seguidores ofrecieron un incondicional apoyo al conjunto blanquiazul en La Romareda.
Anoeta fue el sábado pasado escenario de un plebiscito popular en el que se dictó sentencia. Viajar fuera de casa es otra cosa. Aunque la crítica de tu propia afición no sólo es sana sino obligatoria, es cuando uno se aleja de su provincia cuando se nota que seguir siendo de la Real sigue siendo un orgullo. Es el sentimiento que debiera prevalecer si la Real, desgraciadamente, desciende a Segunda División. Algo que, después de lo de ayer, parece ya inevitable. Sin que esto implique que no haya lugar para la crítica.
Varios centenares de seguidores txuri urdin volvieron a evidenciar que la Real es un sentimiento que se lleva tatuado en la piel, imborrable, y ofrecieron un apoyo incondicional al equipo en un territorio tan hostil como el maño. Ubicados en lo alto de la grada lateral que quedaba enfrente de los banquillos, los seguidores animaron de inicio a fin, sin cesar, sin descanso.
Algunos autocares tuvieron que sufrir los rigores habituales en estos casos, en forma de presencia policial, pero llegaron a Zaragoza sin problemas. Sólo un grupo que parecía al margen del control policial en la propia capital maña padeció algún altercado en los aledaños del estadio al cruzarse con unos 'Ligallo', pero enseguida llegó la policía nacional para proteger a los guipuzcoanos.
Un solo grito
Ya en el campo la afición estalló en un solo gritó desde el calentamiento, lo que Kovacevic agradeció entregándoles su camiseta de calentar. Para el cuarto de hora la explosión de alegría fue total cuando marcó Germán Herrera y la ventaja en el marcador les dio alas para alentar sin parar a los txuri urdin, en especial a un Miguel Angel Lotina al que volvieron a dedicar gritos de “¡Lotina, quédate!”. Las diversas peñas que viajaron hasta Zaragoza mostraron diferentes pancartas, como la de Txirritako txuri urdinak. La inmensa mayoría, ataviados con camisetas blanquiazules e ikurriñas, se dejaron notar.
La realidad, sin embargo, enseguida les llevó al mismo sentir que durante toda la temporada. Aimar, primero, Diego Milito, después, y Ewerthon, por último, terminaron por romper el sueño de sumar tres puntos que hubieran supuesto, por lo menos, mantener ciertas esperanzas. Agua. La parroquia aragonesa, fiel a su actitud en contra de todo lo vasco en general, tributó una serie de cánticos hirientes que terminaron con el clásico “¡A Segunda! ¡A Segunda!” que la Real ya escucha allá a donde vaya a jugar. El postrero tanto de Díaz de Cerio sólo sirvió para mitigarlos un poco.
Al término del encuentro, algunos de los futbolistas blanquiazules se acercaron a aplaudir a los aficionados por el apoyo mostrado. Xabi Prieto y Díaz de Cerio entregaron las camisetas a dos de los que estaban al margen, ubicados detrás de los banquillos. La decepción, la desilusión, volvió a tener una gran dosis en el retorno a casa. Un retorno triste más con la sensación de que el destino, inexorable, lleva al equipo a Segunda. Pero, de igual manera, con el sentimiento de que ser de la Real, milite en la categoría que sea, es y será un orgullo

No hay comentarios: