Claudio Bravo (Viluco, 1983) va camino de convertirse en todo un referente en la Real Sociedad. El domingo, en El Molinón, se convertirá en centenario defendiendo la camiseta txuri urdin, algo de lo que pocos extranjeros pueden presumir. Bravo se unirá a una lista integrada sólo por Kovacevic, Karpin, Kodro, Oceano y Carlos Xavier, nombres míticos en los libros de un club en los que el sudamericano no renuncia a inscribir su nombre para los restos. Bravo es ambicioso y siempre incluye en su discurso la posibilidad de alcanzar mayores cotas deportivas en su carrera pero deja claro, en MD, que entiende lo que tiene en la Real y que no se irá de Donostia a cualquier precio.
Cien partidos no deja de ser una cifra anecdótica para un portero que lleva cuatro años en un club y que reconoce que "podía haber jugado muchos partidos más" pero que, por diferentes motivos, no ha tenido la regularidad de la que goza en la actualidad. "Han influido muchos factores, como el tener que jugar con la selección durante la temporada". Con la perspectiva que dan cuatro años, Bravo recuerda aquel debut en Mallorca con chispazos. "Recuerdo que tenía el pelo más largo, algún kilo más y que logré dejar la puerta a cero porque me pegaron tres postes. Sacamos un empate positivo en ese momento ya que habíamos empezado muy mal".
Cuatro días después de su debut, el entrenador que lo había fichado, José Mari Bakero, fue destituido lo que no contribuyó a calmar su mente. "Fueron momentos difíciles, claro, en los que me preguntaba: ¿Dónde me he metido? Pero no sólo entonces. Después ha habido fases en las que el club ha vivido una inestabilidad enorme, en todos sus estamentos: jugadores, dirigentes, trabajadores del club... Muy lejos de la tranquilidad que vivimos ahora, que ayuda mucho al jugador para que pueda competir".
Más maduro, más completo
En este tiempo, Bravo ha ido modelando su personalidad y su formar de jugar para desembocar"en un momento de mi carrera muy bueno, en el que me siento muy tranquilo, muy cómodo y maduro". Incluso ha conseguido que la afición y el entorno entienda su discurso, mal visto al inicio, respecto a su futuro profesional. "Siento que la afición me valora por mi sinceridad. Siempre he dicho que me gustaría pelear por cotas más altas, pero no a cualquier precio".
Y es que el arquero txuri urdin valora, y mucho, la estabilidad, el prestigio y el reconocimiento del que disfruta en la Real. "Siento que aquí me he ganado un espacio muy grande, de respeto y de cariño. Soy muy feliz en la Real, noto que la gente me quiere mucho y valora lo que hago y nunca me iré a otro equipo para empezar de cero", manifiesta el chileno, que tiene contrato hasta 2015, dejando claro que no está dispuesto a un hipotético cambio de aires sólo por el dinero.
De esta manera, Bravo tampoco descarta la hipótesis de seguir sumando partidos como realista e ir quemando los cuatro años de contrato que le restan. "Insisto en que soy feliz aquí y estaría encantado de seguir sumando partidos, llegar a los 200 o más y, por qué no, hacer historia en la Real", señala el chileno que, para enfatizar la trascendencia que ha adquirido en el club txuri urdin, recuerda que ya ha disputado aquí más partidos de los que "me tocó jugar en Colo Colo", conjunto en el que jugó 79 encuentros en Primera. Y todo eso pese a que el domingo encajó su mayor goleada (cuatro tantos) en Anoeta. "Creo que el cuarto estuvo de sobra pero todos suman". Igual que cuando deja la puerta a cero. Por fortuna, con mucha más asiduidad.
Cien partidos no deja de ser una cifra anecdótica para un portero que lleva cuatro años en un club y que reconoce que "podía haber jugado muchos partidos más" pero que, por diferentes motivos, no ha tenido la regularidad de la que goza en la actualidad. "Han influido muchos factores, como el tener que jugar con la selección durante la temporada". Con la perspectiva que dan cuatro años, Bravo recuerda aquel debut en Mallorca con chispazos. "Recuerdo que tenía el pelo más largo, algún kilo más y que logré dejar la puerta a cero porque me pegaron tres postes. Sacamos un empate positivo en ese momento ya que habíamos empezado muy mal".
Cuatro días después de su debut, el entrenador que lo había fichado, José Mari Bakero, fue destituido lo que no contribuyó a calmar su mente. "Fueron momentos difíciles, claro, en los que me preguntaba: ¿Dónde me he metido? Pero no sólo entonces. Después ha habido fases en las que el club ha vivido una inestabilidad enorme, en todos sus estamentos: jugadores, dirigentes, trabajadores del club... Muy lejos de la tranquilidad que vivimos ahora, que ayuda mucho al jugador para que pueda competir".
Más maduro, más completo
En este tiempo, Bravo ha ido modelando su personalidad y su formar de jugar para desembocar"en un momento de mi carrera muy bueno, en el que me siento muy tranquilo, muy cómodo y maduro". Incluso ha conseguido que la afición y el entorno entienda su discurso, mal visto al inicio, respecto a su futuro profesional. "Siento que la afición me valora por mi sinceridad. Siempre he dicho que me gustaría pelear por cotas más altas, pero no a cualquier precio".
Y es que el arquero txuri urdin valora, y mucho, la estabilidad, el prestigio y el reconocimiento del que disfruta en la Real. "Siento que aquí me he ganado un espacio muy grande, de respeto y de cariño. Soy muy feliz en la Real, noto que la gente me quiere mucho y valora lo que hago y nunca me iré a otro equipo para empezar de cero", manifiesta el chileno, que tiene contrato hasta 2015, dejando claro que no está dispuesto a un hipotético cambio de aires sólo por el dinero.
De esta manera, Bravo tampoco descarta la hipótesis de seguir sumando partidos como realista e ir quemando los cuatro años de contrato que le restan. "Insisto en que soy feliz aquí y estaría encantado de seguir sumando partidos, llegar a los 200 o más y, por qué no, hacer historia en la Real", señala el chileno que, para enfatizar la trascendencia que ha adquirido en el club txuri urdin, recuerda que ya ha disputado aquí más partidos de los que "me tocó jugar en Colo Colo", conjunto en el que jugó 79 encuentros en Primera. Y todo eso pese a que el domingo encajó su mayor goleada (cuatro tantos) en Anoeta. "Creo que el cuarto estuvo de sobra pero todos suman". Igual que cuando deja la puerta a cero. Por fortuna, con mucha más asiduidad.
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