ESCUDO DE NUESTRA PEÑA

ESCUDO DE NUESTRA PEÑA
peña txuri-urdin alcarreña

07 noviembre 2010

VICTORIA EN ANOETA POR 1-0 AL RACING DE SANTANDER.

La Real tiene prisa. Prisa por alcanzar la cota de los cuarenta puntos. Prisa por salvarse. Prisa por lograr la tranquilidad. Prisa por luchar por objetivos mayores. Ayer derrotó al Racing en Anoeta en lo que es su tercera victoria consecutiva de la temporada, un hito que hasta la fecha sólo han conseguido los grandes. El resultado fue exiguo, algo habitual en los partidos de casa. 1-0, gol de Joseba Llorente, el tercero de su cuenta particular. Suficiente. Tres puntos más a la saca y a por los siguientes.
Es el ritmo hambriento de unos jugadores que lo dieron todo sobre el rápido césped del estadio amaratarra. No quieren meterse en líos innecesarios y van lanzados hacia la línea de meta. Quizás no hagan falta esos cuarenta puntos. El año pasado bastó con algunos menos. Pero es la cifra que ronda el vestuario y el equipo hará lo posible por llegar a ella cuanto antes.
De momento son dieciséis. De treinta posibles. Ahí queda eso. Si alguien dudaba de la capacidad de esta plantilla de competir de igual a igual en Primera División, ya no tiene motivos para ello. La Real ha demostrado que puede subírsele a las barbas a cualquiera, llámese Villarreal, Real Madrid, Deportivo, Málaga o Racing. Los cántabros han sido los últimos en caer en las redes de un once ansioso por confirmar su categoría. Ya lo dijo Martín Lasarte: el campeón de Segunda nunca será el peor equipo de Primera. Y desde luego que no lo es.
El técnico recuperó ayer su alineación de gala. Faltaba Ansotegi, pero entró Labaka y la defensa mantuvo la portería a cero, como viene siendo norma esta temporada en San Sebastián. Aquí ha marcado el Madrid y nadie más. Con eso está todo dicho.
Partiendo de una base férrea en la retaguardia, la Real pudo desarrollar ese fútbol veloz y directo que encandila a los aficionados. Para pisar el área rival también hay prisas. Bienvenidas sean. Seis minutos, seis, tardaron los txuri urdin en perforar la meta de Toño. Fue gracias a un magistral servicio en profundidad de Xabi Prieto, uno de los realistas más activos. Y gracias también a la efectividad de Llorente, quien recogió el pase picado de su compañero y estableció el marcador definitivo. Pero la noche tuvo mucha más miga. Brillaron Bravo, Zurutuza y Griezmann, además de los protagonistas de la acción del gol. Y los demás jugaron a un buen nivel, con continuas ayudas entre sí y un despliegue físico que terminó por desmoralizar al contrario.
Miguel Ángel Portugal intentó controlar el duelo desde la medular y entregó la responsabilidad a Colsa y Diop. El senegalés salió al campo acelerado y debió ver la roja en un par de faltas, pero el árbitro se hizo el sueco. El entrenador racinguista no quiso arriesgar y le cambió antes del descanso. Curiosamente, ese movimiento del banquillo coincidió con los mejores minutos visitantes. No gozaron de oportunidades claras, salvo un tiro duro de Ariel que Bravo despejó con el pie. El resto fueron balones bombeados con mayor o menor acierto que casi siempre caían en los dominios de los zagueros blanquiazules.
Era tan liviano el peligro generado por el cuadro santanderino -o tal la solvencia destructiva local- que la Real se estiró en busca del segundo tanto, el de la tranquilidad. Lo tuvieron en sus botas Zurutuza -su trallazo se marchó al lateral de la red-, Griezmann -la combinación más aplaudida de la noche finalizó en paradón de Toño-, Xabi Prieto -de rosca con la zurda-, Llorente -también de rosca, pero con la diestra- y Sarpong -tras precioso recorte hacia adentro-, pero el electrónico no se movió.
Variedad de recursos
Debutó Estrada, inédito hasta ayer en el torneo de la regularidad, y por la posición de mediapunta desfilaron sucesivamente Zurutuza, Aranburu y Xabi Prieto, un dato que refleja la variedad de recursos que maneja Lasarte. Y Anoeta celebró la victoria como si la ola del ascenso no tuviera fin.
Han transcurrido ya diez jornadas del calendario, más de una cuarta parte de la competición, y éste parece un buen momento para analizar el arranque liguero del equipo. Un vistazo a la clasificación puede invitar a lanzar las campanas al vuelo. El aroma continental se cuela por las rendijas de la caseta, pero los jugadores no escuchan cantos de sirena. Únicamente atienden a la distancia que les separa del descenso. Saben mejor que nadie lo mucho que les ha costado llegar hasta aquí y no están dispuestos a tirarlo todo por la borda por una ilusión intangible.
Ése es el reto marcado desde el club y de ahí no se va a salir. Cuando la permanencia sea una realidad, veremos cuánto tiempo resta hasta el 22 de mayo. Entonces se abrirá la veda para hablar de lo lejos que está el techo de este equipo, de lo elegantes que son sus centrocampistas, del veneno de sus delanteros, de su arquero imbatible, de la progresión de los carrileros o de la firmeza de los centrales.
Porque son incontables las virtudes de este grupo de futbolistas que devolvió a Gipuzkoa la pasión por el fútbol de élite. Y lo mejor de todo es que le queda un largo camino por recorrer. Son jóvenes y talentosos y cuentan con el apoyo incondicional de sus gentes, gasolina para sus corazones.
Habrá días tristes y derrotas dolorosas. Estamos en Primera División y aquí el más torpe hace relojes. Pero mientras llegan los malos tragos, embriaguémonos de victorias y alegría. Sin prisa. Sorbo a sorbo. Que la sed ha durado años.

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