ESCUDO DE NUESTRA PEÑA

ESCUDO DE NUESTRA PEÑA
peña txuri-urdin alcarreña

05 noviembre 2010

El sentimiento txuri urdin no entiende de amenazas. Un chivatazo sobre la presencia de radicales cerca de La Rosaleda impidió un susto mayor y la fiesta fue completa.

Aprovechando el puente que ofrecía el calendario, una cuadrilla donostiarra se desplazó a la Costa del Sol para ver y animar a la Real. Desde el viernes y hasta el lunes estos realzales no perdieron la ocasión de disfrutar de unos días de descanso y asistir a La Rosaleda en busca de la primera victoria lejos de Anoeta. Dada la pertenencia de uno de ellos a la Peña El Sur, participaron en la comida que esta asociación organizó en Málaga el domingo.
Tras la entrega a Diego Rivas del trofeo al mejor jugador de la campaña pasada, los seguidores blanquiazules se desplazaron a un restaurante del extrarradio de la capital malagueña para poder disfrutar de un ambiente festivo, con sus correspondientes vítores y cánticos, y evitar así cualquier situación desagradable con radicales del equipo local, quienes en campañas anteriores ya habían arremetido contra seguidores de la Real.
Este miedo a posibles problemas con radicales locales sumado a un chivatazo que les alertó de que varios grupos de ideología nazi del Frente Bokerón se dejaban ver ya por los aledaños de La Rosaleda en busca de algún seguidor txuri urdin, hizo modificar la estrategia y el ánimo a la llegada al campo. Sin embargo, hay que decir que la caravana de coches realistas desde el restaurante hasta un centro comercial próximo al estadio donde aparcaron los coches, fue todo un espectáculo. La gente de bien de Málaga no daba crédito y sonreía al ver el ambiente de los donostiarras.
Así, una vez en el centro comercial, tuvieron que esperar a que una avanzadilla volviera de las taquillas con las entradas para pasar el menor tiempo posible en los aledaños del campo. La consigna no era otra que taparse la camiseta de la Real con alguna sudadera, ir lo más discretos posible e intentar levantar la menor sospecha de que eran de la Real. Surrealista.
Una vez dentro del estadio, se desató el sentimiento por la Real. Se recibían llamadas y mensajes de que porla radio y la televisión se oían los cánticos y ánimos de quienes hacía un rato habían tenido que entrar al campo esclavos del silencio impuesto por la intolerancia. Luego llegaron el gol de Griezmann, el de Llorente, las paradas de Bravo y el pitido final. La fiesta fue completa y es que el sentimiento txuri urdin no entiende de amenazas.

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