ESCUDO DE NUESTRA PEÑA

ESCUDO DE NUESTRA PEÑA
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23 septiembre 2011

Todo empezó en Mallorca Claudio Bravo rememora cómo fue su debut con la Real hace cinco años en Son Moix. En este tiempo se ha afianzado en la portería blanquiazul, con 129 partidos oficiales disputados (diariovasco.com)

La Real rinde visita este domingo a partir de las 12.00 del mediodía al Mallorca. El buen arranque liguero hace que las huestes realistas acudan más ilusionadas que nunca buscando un resultado positivo que les mantenga en la parte noble de la clasificación. El buen ambiente se respira día a día en Zubieta entre los miembros de la plantilla, que arden en deseos de participar en este encuentro. Uno de ellos, Claudio Bravo (Chile, 1983) especialmente, ya que fue en el ahora rebautizado Iberostar Estadio, más conocido como Son Moix, donde debutó con la Real Sociedad hace cinco años, un 22 de octubre de 2006. En este tiempo ha disfrutado con la sensación de jugar en una de las mejores ligas del mundo, ha vivido el descenso a Segunda y el posterior ascenso, y ahora sueña con seguir creciendo dentro de un equipo que promete dar alegrías en un futuro no muy lejano.
Por eso, en vísperas de viajar a Mallorca, hemos querido recordar con él un día que nunca olvidará y del que guarda un buen recuerdo, a pesar de que la Real no atravesaba por una buena situación. De hecho era última en la tabla disputadas seis jornadas con un solo punto y el entonces técnico realista, Jose Mari Bakero, buscó un revulsivo con el chileno. «Me acuerdo que me salió un buen partido. El equipo estaba en una situación apurada y yo todavía no había jugado, pero me marché del campo con muy buenas sensaciones. Había que puntuar y lo hicimos».
Aliado con los postes
Dicen que en el fútbol la suerte es necesaria y aquel día la tuvo de cara más que nunca. «El balón no quería entrar. Tuve bastante trabajo, hice un par de paradas de mérito y me pegaron tres balones en los postes. Hubo un momento en el que pensé: 'Si ésta no ha entrado, hoy no me marcan ninguno'. Fue un debut muy afortunado del que guardo un grato recuerdo».
Confiesa que fue una vez terminado el partido cuando se dio cuenta de que la fortuna le había sonreído de una manera desconocida. «En el viaje de vuelta a San Sebastián, hablando con los compañeros, reparé en lo difícil que es que te rematen tres veces al palo en un partido. De hecho, nunca más me ha pasado algo igual. Ni recuerdo que me hayan pegado dos postes tampoco. Pero la fortuna también hay que tenerla y aquel día estuvo de mi lado».
Asier Riesgo había sido titular en las seis primeras jornadas y nada hacía indicar que fuera a haber un recambio bajo los palos, porque el debarra tampoco había tenido más responsabilidad que el resto en los resultados. Ni el propio Bravo se lo esperaba, como ahora admite. «El míster me dijo que iba a jugar en el mismo estadio. Fue en la charla previa al partido cuando me comunicó que iba a arrancar desde el inicio. Me sorprendió bastante, pero a la vez tenía muchas ganas de demostrar que estaba capacitado para triunfar aquí y que si me habían traído a la Real era por algo».
No quedaba mucho tiempo para el partido y trató de centrarse en su trabajo. Se cambió en el vestuario, calentó con intensidad y disfrutó de esos momentos previos. Por eso, los suyos se llevaron una gran sorpresa cuando conectaron la televisión y le vieron de titular. «Es que no tuve tiempo ni de avisar a los míos. Enseguida traté de centrarme en mi trabajo. Pude haberles enviado un SMS o algo así, pero preferí que se llevasen una sorpresa y que me vieran en la portería al enchufar el televisor. Cuando debuté con la selección chilena, aunque tuve más tiempo, tampoco les avisé. Preferí que ellos se sorprendiesen. Recuerdo que todo el mundo desde Chile me preguntaba que cuándo iba a jugar, pero yo no lo sabía. Fue una grata sorpresa para todos, sobre todo viendo cómo discurrió luego el partido».
Las crónicas periodísticas del día después destacaron su debut en la Real. De la alineación de aquella jornada sólo quedan en la actual plantilla Ansotegi, Xabi Prieto y Aranburu. Le mostramos las páginas que sobre el partido publicó DV y lo primero que le llama la atención es el pelo largo que entonces lucía. «Pero si me veo más viejo que ahora -se ríe-. Debe ser que el pelo corto rejuvenece. Veo que el look ha ido cambiando con el paso del tiempo, pero mirar esta fotografía me trae buenos recuerdos y buenas sensaciones. Era una época en la que tenía muchas ganas de demostrar a la gente de lo que era capaz y ahora, en ese sentido, juego más tranquilo porque los aficionados ya me conocen y saben de sobra lo que puedo hacer en el campo».
Aquel gol que marcó al Nastic
Desde entonces ya han pasado cinco años y Bravo se ha afianzado en la portería blanquiazul. Muchas cosas han cambiado en su vida, tanto en el plano personal como profesional. «Fíjate hasta qué punto han cambiado que llegamos tres a San Sebastián y ya somos cinco. Maite nació aquí y Mateo, el tercero, también se va a criar aquí».
En el aspecto deportivo no duda demasiado cuando se le pide que se quede con una imagen que haya vivido sobre el césped. «Mi mejor recuerdo es del día que le marqué el gol de falta al Nàstic en Anoeta. Fue una sensación única, distinta a las que experimenta un portero. Otras veces he parado un penal o he tenido una parada buena, pero como aquello, nada. Además, necesitábamos los puntos para seguir aspirando al ascenso y el partido estaba complicado. Y de repente llegó esa falta. No sé cómo, pero se me ocurrió ir a patear. Logré meter el gol y la gente se volvió loca en las gradas. Yo no sabía qué hacer, si celebrar el único gol que he marcado en mi vida o volverme rápido hacia el arco. Fue un día especial que no se me olvidará jamás».
De hecho, no renuncia a volver a intentarlo en un futuro. «Soy el lanzador más efectivo de faltas, ya que tengo un 100% de efectividad -bromea-. No pierdo la esperanza de que algún día pueda lanzar otra falta y convertirla».
Pasado, presente y futuro están, en ocasiones, más mezclados de lo que parece. Por eso, cuando mira cinco años atrás, una sonrisa se le dibuja en el rostro. «No me da vértigo el tiempo que ha pasado, sino alegría por haber podido estar estos años en la Real. Estoy abriéndome camino en un club histórico y de gran tradición de porteros. Espero seguir mucho tiempo aquí».
En Mallorca comenzó todo y en Mallorca seguirá la historia de la Real este domingo. Como buen portero le gusta analizar a los rivales, aunque en esta ocasión no le cuesta tanto desmenuzar a los futbolistas de los que le pedimos opinión porque fueron compañeros suyos. Se trata de Nsue, Martí y Víctor Casadesús, tres mallorquinistas con pasado blanquiazul. «Emilio es un jugador muy aguerrido y rápido, que te la puede liar en cualquier momento. Acá dejó un recuerdo muy grato y espero que no tenga su día. Martí es un tipo con mucha experiencia que es capaz de echarse el equipo a los hombros, mientras que Víctor es un gran definidor. Habrá que tener cuidado con ellos».

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