ESCUDO DE NUESTRA PEÑA

ESCUDO DE NUESTRA PEÑA
peña txuri-urdin alcarreña

13 octubre 2010

JUAN GÓMEZ SERÁ OJEADOR EN ARGENTINA

Juan Gómez repasa para MD su trayectoria en la Real durante su estancia en Donostia
El argentino será el ojeador txuri urdin en Argentina y confiesa su amor por el club.
Juan Gómez (Curuzú Cuatiá, Argentina, 1971) ha pasado unos días en Donostia para explorar una fórmula mediante la que colaborar profesionalmente con la Real, el club que más le marcó en su carrera y en el que "más rendí". Sólo fueron 127 partidos pero quién no recuerda el poder del 'Negro' Gómez, que está de vuelta.
Hace ya diez años que se marchó de la Real y sin embargo se le sigue recordando con cariño y, sobre todo, como un gran jugador. ¿Qué siente?
Estar en San Sebastián es estar a un paso de mi casa. Yo soy argentino, orgulloso de serlo, pero a mí Donostia y la gente de la Real me ha tratado con mucho respeto y cariño y me siento muy feliz cada vez que vengo acá. A la larga, supongo que será el fruto de lo que yo di en los cuatro años (1996-2000) que jugué en la Real. Siempre puse mi corazón al servicio del equipo y de la gente y, a la larga, uno cosecha lo que sembró.
¿Cree que pese a ser extranjero respondía al prototipo de jugador de la Real de siempre: con garra, que lo da todo en el campo...?
Lo único que prometí el primer día que llegué es que iba a terminar, cada partido, regando el campo de punta a punta con sudor. Para unos habré sido bueno y para otros malo pero el ser honesto en la vida, dentro y fuera del campo, marca mucho a una persona. Creo que la gente se identificó conmigo porque creo en la honestidad del vasco y del donostiarra. En ese punto nos vimos muy en común.
¿Qué significó para usted la Real?
Salí de Argentinos Juniors y llegué a jugar en River Plate, donde gané la Copa Libertadores. River no la ha vuelto a ganar desde entonces. También jugué en un club importante como el Atlético de Madrid. En todas partes he cosechado un montón de amigos pero la Real fue donde yo mejor me sentí, el club que más me ha marcado. Fue donde más rendí como jugador y donde más disfruté.
Su grave lesión de tobillo marcó su paso por el Atlético...
Me gané el respeto de la gente pero la lesión me marginó, me dejó fuera de los campos, aunque lo malo en la vida yo siempre me lo tomé con pinzas.
¿Cómo recuerda la Real de su época?
Tuvimos de todo pero éramos un grupo de hombres. No puedo hablar del grupo actual porque no lo conozco pero nosotros teníamos claro lo que queríamos. Pese a ser muchos extranjeros, defendíamos la misma camiseta. Por eso, más allá de las dificultades, conseguimos cosas importantes.
¿Qué recuerda de los dos entrenadores que tuvo, Javier Irureta y Bernd Krauss?
Irureta era un técnico que trabajaba mucho lo táctico, muy trabajador y comprometido. Krauss trataba de dar alegría al equipo, quitar todo tipo de presiones y lo logró.
Llegaron a jugar en Europa...
Jugamos la UEFA en la 98/99 y nos dejó fuera el Atlético. Aquella Real de Krauss tuvo mucho mérito.
¿...?
La Real es un club importante y todo extranjero que se suma al proyecto debe conocerlo. Yo lo afronté como un desafío, aunque cuando llegué no sabía dónde venía. Me dijeron que era un equipo de mitad de tabla del País Vasco. Sólo con ver las instalaciones de Anoeta me quedé deslumbrado. Poco a poco me fui integrando hasta entender la idiosincrasia del club y de la ciudad.
¿Cómo recuerda esa adaptación?
Aquí fui feliz, fui feliz (repite una y otra vez de forma sincera). Tenía muchos amigos fuera del fútbol y me decían, 'tú eres un feliciano'. No sabía lo que me querían decir pero yo era un tipo que le sacaba el jugo a todo lo bueno.
¿Pensaba cuando llegó que iba a tener ese rendimiento?
Yo sabía que iba a triunfar. Tenía mucha seguridad y mucha confianza en mis posibilidades. Muchos periodistas hablaban de mí de otra manera porque empecé mal con Jabo (contó poco con él y en su primera temporada sólo jugó 898 minutos) pero sabía que el fútbolme daría revancha. Y la revancha sería para los que creyeron en mí, para los que me apoyaron porque hubo gente que me aceptó sin que yo hubiera jugado. Yo me considero un tipo de perfil bajo, humilde y eso también creo que le gustó a la gente.
La Real aún sigue echando de menos un buen medio centro. ¿Sabe que aún hay gente que se acuerda del 'negro' Gómez?
Me reconforta mucho. Todos estos días que he estado en Donostia he notado que la gente me recuerda y me emociona. Soy argentino, muy argentino, amo mi país y venir aquí y sentirme como en mi casa... En Donostia no me siento extranjero.
¿Todavía le paran por la calle?
Sí, sí que me paran. Ya me daba vergüenza cuando jugaba, ¡Imagínate ahora! Tengo casi 40 años y 90 kilos y aún me preguntan dónde juego. Debe ser que no estoy tan mal.
¿Recuerda en especial alguno de sus 127 partidos como txuri urdin?
El mejor partido de mi carrera lo jugué contra el Atlético de Madrid, en el Calderón, en la vuelta de la UEFA, en la maldita noche de la muerte de Aitor Zabaleta.
¿Qué recuerda de aquélla tragedia?
Nosotros nos enteramos de todo al acabar el partido y, siendo sincero, lamentablemente estoy acostumbrado a que esto suceda en mi país. Lo que más me impacto, más allá de la tragedia para la familia, fue la consternación con la que lo vivió toda la familia txuri urdin. Fue muy emotivo.
¿Y los derbis?
Para mí fueron los mejores. Los partidos que más disfrutaba eran los partidos en San Mamés porque la afición los disfruta mucho más. Primero porque nunca me han ganado, de los ocho partidos que jugué no perdí ninguno. Y segundo porque enseguida entendí lo que era un Real-Athletic. Era el Boca-River en menor escala.
¿...?
Disfrutaba viendo las camisetas mezcladas, algo que en mi país no podré verlo nunca. Si uno de River ve a otro con la camiseta de Bocalo tiene que matar,
Su época fue modesta pero con gloria. ¿Imaginaba que la Real descendería alguna vez a Segunda?
He seguido muy de cerca a la Real. No culpo a nadie pero si hay problemas en la directiva del club, baja y termina repercutiendo en los futbolistas. Si las cosas se hacen mal, terminan mal. Si algo valoré de la Real es que siempre hizo las cosas bien. Que era un club ordenado, que siempre cumplía, que si decía el 10 tendrás el dinero, el día 5 ya lo tenías... No tengo ni una queja de la Real.
¿Qué le ha parecido a Zubieta a su vuelta?
Creía que estaba en la sede de la Federación Argentina. Cuando yo me fui sólo había un campo. Fue un impacto pero me hizo feliz ya que vi que la Real, estructuralmente, está preparada para el futuro. No creo que haya muchos clubs con estas instalaciones.
Usted era un jugador que entraba fuerte. ¿Cree que ha cambiado mucho el fútbol respecto a su época sobre todo en lo referente a las entradas y las tarjetas?
No lo veo mal siempre que se mida bien la intención. Estos días, en Zubieta, los utilleros, la gente del club me decían 'tú sí que eras cabrón, que encima de darles las hostias, luego les dabas la mano'. ¡Pero es que yo entendía el fútbol así! Moría por la camiseta que defendía pero siempre con honestidad. Si le hacía mal a un rival lo sentía, pero mi camiseta era la otra.
¿...?
Hoy en día, juego con los amigos en la finca que tengo en Argentina, y sigue siendo así. No acepto perder. Al acabar, nos damos la mano y la vida sigue. Sólo es fútbol.
  

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