Juanma Lillo está, junto a sus jugadores, metido en una trinchera de incertidumbre viendo el fuego cruzado entre Iñaki Badiola y el club por un lado y los administradores y Diputación por otro. La competición oficial comienza dentro de cuatro semanas, la plantilla no está completa y, lo que es más grave, los jugadores están más preocupados y ocupados en reuniones y cobros que en jugar. Y el entrenador ya ha encencido la luz de alarma: urge una solución para que el problema no afecte directamente a los resultados de Liga.
"La reunión entre el presidente, los administradores y los jugadores tiene que ser ya, por la salud competitiva de la Real Sociedad, que es lo más importante de todo", proclama el entrenador, que ayer estuvo especialmente 'sembrado'. "La incertidumbre va creciendo y anida en la mente de los jugadores", alerta Lillo, antes de puntualizar que "la preocupación aparta de la ocupación. Y el 30 de agosto ya está aquí. Y a los que se les va a empezar a exigir y pitar es a los jugadores".
Lillo citó en varias ocasiones la palabra "incertidumbre", que es el sentimiento principal del vestuario: "La realidad es la que es y hay que asumirla, pero decidnos cuál es la realidad, por favor. Si no sabemos dónde estamos, ¿cómo podemos saber dónde vamos?", se pregunta el míster, que exige que "se determine la situación".
Lillo cree que el panorama "se está metiendo en unos lugares tremendamente peligrosos, porque el 30 de agosto está aquí ya. Y a partir del 30 de agosto lo que se les va a demandar a estos chavales es que estén bien, que ganen. Apartir de ese día, ya veréis qué 'hostias' van a caer". No ve justo que todo el mundo se refiera ahora a la crisis económica del club y que desde ese primer partido, la exigencia sea máxima: "Vamos a hacer depositarios a los jugadores del bienestar social de toda Gipuzkoa. Y hasta entonces cada uno sabrá lo que ha hecho".
El sufrimiento de Moha
El entrenador no ve fácil que se hable sólo de fútbol durante las próximas semanas: "Hay otras cosa que tienen que ver con el futuro del club de las que es normal que se hable. Los jugadores tienen dos versiones y están sufriendo". Cree que el vestuario es la víctima principal de la guerra entre el presidente y los administradores y la Diputación: "Hay un proverbio indio que dice: 'Cuando dos elefantes chocan, lo que se resiente es la hierba'. Los jugadores sienten ahora que son la hierba y eso es jodido. No quieren que anden chocando encima de ellos".
Lillo también denuncia la incertidumbre en la que han convertido su trabajo de confeccionar la plantilla. Se congratula de que "entre tanta confusión, lo único que sé es que yo pedí tres jugadores y los tres están aquí y pedí que se renovara a un cuarto y se le ha renovado". Ahora no sabe si podrá traer a Geijo, como desea.
Otra situación con la que no comulga es la que está viviendo Moha: los administradores se quejaron de que ellos no habían dado el visto bueno a su contratación. Por eso su futuro en la Real es incierto. Lillo "no entendería" que ahora tuviera que salir el hispano-marroquí: "Suponiendo que se le haya traído sin consultar, como se dice, que yo sepa no vino en una caja y un día ¡pin! lo sacamos. Se venía hablando de él. Si no se podía hacer, los administradores podían haber dicho: '¡Alto el carro, que es de barro!'. Y nadie dijo nada. Cuando está aquí, le haces esto al chaval. ¡Dilo antes! Ahora no te hagas el sorprendido de que está aquí". Aseveró que Moha está "afectado" y que a los demás "afecta verle afectado"
LAS PERLAS DEL MÍSTER
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